miércoles, 8 de octubre de 2014

Embriología cardiaca

El corazón deriva del mesodermo esplácnico. La parte principal que forma el corazón es el campo cardiaco primario. Las células más posteriores adoptarán la forma de aurículas cuando sean expuestas al ácido retinoico. Las células que no sean expuestas a esta sustancia, por defecto adoptarán la forma de ventrículos. 

La aparición del campo cardiaco secundario proporciona material celular para la formación de las porciones evolutivamente más modernas, el ventrículo derecho y el cono arterioso. 

La diferenciación del tejido cardiaco está regulada por los grupos de moléculas: MEF2, NK2, GATA, Tbx y Hand. 

Otra fuente de células para el desarrollo cardiaco es el proepicardio. Este consiste en un agregado de células mesoteliales en el pericardio cercano al área de entrada de flujo del corazón en desarrollo, da origen al epicardio, a la mayoría de las células intersticiales del corazón y a la vascularización coronaria. 

El tubo cardiaco tiene simetría bilateral, aunque luego se va a plegar a la derecha y va a perder su simetría. 

Gracias a las indicaciones moleculares de Hand, se lleva a cabo el desarrollo asimétrico del tubo cardiaco. El tubo cardiaco recto empieza a plegarse, su superficie ventral se convierte en el margen externo del asa y la superficie dorsal se transforma en el margen interno. Las cámaras cardiacas se originan como evaginaciones del margen externo del asa cardíaca. 

Las células de la cámara miocárdica se caracterizan por su alta capacidad proliferativa, su intensa contractibilidad, su alta velocidad de conducción y una baja capacidad de generar impulsos espontáneos. 

El corazón  adopta una forma de S. Aquí la aurícula se encuentra en una posición dorsal al tracto de salida. El tracto de salida se denomina Bolbus cordis. La parte superior de la S corresponde al Bolbus, la parte media es la porción ventricular y la parte inferior corresponde a la aurícula. 

La aurícula se separa parcialmente del ventrículo por la formación de unos gruesos cojinetes auriculoventriculares. Aparece un engrosamiento en la unión entre el ventrículo y el tracto de salida. La gelatina cardiaca protruye hacia el conducto auriculoventricular. Los cojinetes endocárdicos ayudan a la propulsión en sentido hacia delante de la sangre. 

Los cojinetes endocárdicos forman las paredes dorsal y ventral del conducto auriculoventricular. Conforme crecen en este canal, los dos cojinetes se encuentran y separan el canal auriculoventricular en los conductos derecho e izquierdo. Más tarde en el desarrollo aparecerán hojas en las válvulas del canal auriculoventricular. 

Posteriormente, se producen cambios que dividen la aurícula en dos cámaras separadas. La división empieza en la quinta semana con un crecimiento descendente de un septum primum interauricular en forma de media luna. Las puntas de la media luna del septum primum crecen hacia el canal auriculoventricular y se fusionan con los cojinetes endocárdicos. El espacio entre el frente de avance del septum primum y los cojinetes endocardiacos se llama foramen primum interauricular. Este espacio actúa como un cortocircuito. 

Al fusionarse el borde libre del septum primum con los cojinetes endocárdicos, cerrando el foramen primum, las perforaciones cefálicas del septum primum se agrupan para dar lugar al foramen secundum interauricular. Luego, se empieza a constituir el septum secundum en forma de media luna a la derecha del septum primum. Así se forma el foramen oval, el cual permite que la mayor parte de la sangre que entra a la aurícula derecha, pase directamente a la izquierda. 


El tabique interventricular muscular empieza a crecer desde el vértice del asa ventricular hacia los cojinetes endocárdicos auriculoventriculares. Al comienzo existe un agujero interventricular, que se cierra gracias a un crecimiento del tabique interventricular muscular y por una contribución del tejido de la cresta troncoconal que divide el tracto de salida del corazón y también gracias a un componente membranoso derivado del tejido de los cojinetes endocárdicos. 

Fuente: Carlson B. Embriología humana y biología del desarrollo. 4 ed. España: Elsevier mosby; 2009. p.  453-466

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